Existe un dicho que dice «el tiempo es como un río que arrastra rápidamente todo lo que nace». Y en ese todo también debemos de incluirnos nosotros mismos. E incluir a Bad Religion. Y es que, aunque nos pareciera imposible e impensable hace no tanto tiempo, la que para muchos (entre los que nos incluimos) es considerada la mejor banda del planeta, comienza a dar síntomas del paso del tiempo.
No nos malinterpretéis, Bad Religion siguen dando una masterclass musical cada vez que se suben a un escenario, y el público lo disfruta como si fuera la primera vez, pero hay ligeros tintes de esto que arriba comentamos. Algo que consideremos normal y que no cambia para nada la percepción que tenemos de la banda y de sus directos. Ni de lejos.
Pero empecemos por el principio. Martes 13 de mayo. Día laboral. Son las 17:30 y los canadienses Belvedere se suben al escenario del Movistar Arena para combatir contra unos horarios que no son aptos para todos los públicos. Sus armas son un sonido y una puesta en escena espectacular.

El grupo consigue sacar los primeros singalongs de la jornada entre sus primeras filas, y las ganas sobre el escenario son tremendas. Y es que Steve y los suyos son muy buenos. Temas como «Happily Never After», «Elephant March»y la grandiosa «Close Doors» hicieron las delicias de los amantes del género que tuvieron la suerte de poder disfrutarlos. Belvedere son una apuesta segura y un sobresaliente fijo.
Tras ellos llegó el turno de nuestros queridos CRIM, un grupo que por mucho que veamos, no paramos de disfrutar. La banda disfrutó sobre las tablas del Movistar Arena desde el minuto uno, presentando su nuevo single «Carnets de Punk», y haciendo que un reciento grande en tamaño se viera pequeño con ellos sobre el escenario.

Tocaron todos sus grandes éxitos (que cada vez son más), cómo por ejemplo «Benvingut Enemic» o «Hivern Etern» y dejaron claro que para ellos era un sueño compartir cartel con grupos que les han acompañado a lo largo de toda su vida. Cerraron su gran directo con «Verí Caducat» y con una «Castell de Sorra» que nos dejó con ganas de mucho más. Los volveremos a, ver esta vez jugando en casa, el próximo sábado.

Todo lo relativo a los tiempos iba con una exactitud británica excelsa, y sobre las 19:00 y poco, Strung Out salieron a escena. Aquí debemos decir que hubo un poco de confusión respecto al setlist que iban a tocar. Bastante gente, incluidos nosotros mismos, pensaba que los de Simi Valley tocarían su disco Exile in Oblivion íntegramente, pero no fue así.

Cierto es que tras asimilarlo, el concierto de Strung Out fue bastante bueno. Hacía muchísimo que nos los veíamos y tanto su actitud como sus ganas fueron dignas de admirar. También su sonido y la voz de un Jason Cruz que se deja la piel en cada canción. El público, ya bastante numeroso y deseoso, disfrutó de sus grandes éxitos entre los que sonaron «Velvet Alley», «Bring Your Own Dead» o la coreada por todos, «Matchbook». Muchos recuerdos y una alegría poder disfrutar de su directo de nuevo.

Y así llegó la hora del hardcore, abanderado por unos Agnostic Front que siguen haciendo lo que mejor saben hacer sin ningún tipo de fisuras. Comenzando fuerte con «The Eliminator» y «My Life My Way», los de Nueva York hicieron hincapié en las bases de la amistad y de la familia, y no se olvidaron de tocar «For My Family» o «My Life My Way».

Fueron el apretón perfecto para acabar de llenar el recinto y lo acabaron de poner patas arribas con su versión de «Bliztkrieg Bop» de unos Ramones que a buen seguro también sacudían el cuello allá donde estén.
Entonces, sobre las 21:30, el escenario se tiñó de rojo y el cartel de Bad Religion dominó el Movistar Arena. Los focos se centraron en Brian Baker, y su guitarra empezó a entonar los primeros acordes de «Recipe for Hate», y estalló la locura. La base de fans que tiene la banda es increíble, y el ambiente, el respeto, y la diversión que se vive en sus conciertos es especial. Después sonaron dos trallazos como «Supersonic» y «You Are (The Government)». Y ahí la primera sorpresa y «freno», «Candidate».

Cómo hemos dicho en la introducción a esta crónica, Bad Religion siguen siendo una banda referente, al igual que sus directos, pero es cierto que hay momentos en lo que todo va ligeramente más lento. Hay más pausas para tomar aire, pero son breves y enseguida todo vuelve a su cauce. Eso se traduce en un setlist con variaciones en los ritmos que no aporta nada negativo, pero sí diferente. Por un lado sonaron «New Dark Ages», «Modern Man» o «I Want to Conquer the World», y por otro «My Sanity» o «Faith Alone».

Obviamente la conexión entre la banda y el público fue total. Saltos, pogos, singalongs… se repartían a lo largo y ancho del suelo del Movistar Arena y más cuando todos cantábamos «You», «Generator» o «Fuck You». Casi sin darnos cuenta, se llego a la salida de la banda del escenario, la cual volvió para interpretar dos bises como «Sorrow» y «American Jesus», desatar la locura total, y dejarnos a todos empapados de sudor y alegría.
Bad Religion son humanos, y esto no hace más que acercarlos aún más si cabe a nosotros. Que este minúsculo bajón aparezca, no quiere decir que tenga que ser tomado de manera negativa, sino todo lo contrario. Nos hace ver estamos ante una banda que sigue sonando mejor nadie aún cuando el tiempo acecha, y eso no es algo que pueda decirse de muchos grupos.

Nos volveremos a ver el sábado, aunque a nosotros también nos vaya pesando el tiempo y estemos agotados por lo vivido anoche.