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Monográfico Bad Religion – Episodio I: Discografía

¿Quién les iba a decir a Greg, Jay, Brett y Ziskrout que aquella banda de adolescentes que surgió del instituto El Camino Real, en San Fernando Valley a finales de los 70s, iba a llegar a ser una de las bandas más icónicas del la historia del punk rock? – Quizás nadie, teniendo en cuenta que Mr. Brett tuvo que crear su propio sello discográfico (Epitaph Records) para poder poner el foco en un joven grupo por el que nadie apostaba.

ORIGENES E INICIOS

Por aquel entonces, la escena angelina estaba dotada de un sonido crudo y sucio que representaba la realidad social de aquel principio de los 80s, y quizás fue esa influencia la que hizo que el disco debut de Bad Religion, How Could Hell be Any Worse (1981), estuviera dotado de ese punto extra de velocidad y rabia. Aún así, toda regla tiene su excepción y «Drastic Actions» fue un tema lento con premeditación y alevosía.

En este disco aparece por primera vez la figura de Hetson quien, aún sin ser miembro de la banda, toca un solo en «Part III».

El objetivo estaba cumplido: los focos alumbraban al grupo tras un debut que caló hondo en la escena local, pero que extrañamente quiso volver a la oscuridad. Las sombras llegan con el segundo trabajo, Into The Unkown (1983). Sintetizadores, experimentos sonoros y unos temas psicodélicos que hacen de este disco algo difícil de asimilar para gran parte de su público incluso a día de hoy. Para gran parte de su público y para algunos de sus integrantes como Jay Bentley, quien se marchó el primer día de grabación y juró no volver hasta que le prometieron no tocar más esos temas.

Una vez más, la figura de Hetson (aún fuera de la banda) jugó un papel vital en el futuro del grupo intermediando para que volvieran a juntarse y grabaran el Ep Back to the Known (1985) aún sin Jay, y con Tim Gallegos al bajo. El nombre del álbum lo dice todo, vuelta al punk rock con temas tan sobresalientes como «Yesterday» o «Along the Way».

Esa luz que volvía a iluminar el camino (y el sonido) del grupo estaba a punto de convertirse en cegadora un lustro después. Tres años después de Back to The Known (1985) llegaría el disco que lo cambió todo: Suffer (1988).

SANTA TRILOGIA

Suffer (1988) no solo se convierte en el disco que cambia la historia del grupo, también en el álbum que cambia la historia del punk rock: Fat Mike afirma que su intención con Nofx era sonar a una combinación entre el Suffer y RKL, Fletcher de Pennywise dijo en una entrevista a Rockzone que es uno de los discos que sigue poniéndose cuando quiere inspirarse para componer, Chuck Ragan lo citó en la revista Visions como uno de sus álbumes favoritos de punk, Chris Schiflett afirmó para Guitar Player que el riff inicial de «You are the Government» fue una de sus principales influencias para coger la guitarra… ¿hace falta dar más ejemplos?.

Es el disco de muchos de los temas básicos del grupo como «Do What you Want», «Suffer» o «When?», pero realmente todas y cada una de sus canciones son relevantes. Aporta también ciertos elementos que constituirán los pilares del sonido de la banda en el futuro; melodías, los llamados oozing aaah’s, y unas letras con contenido filosófico y político con un nivel de profundidad al que no había llegado hasta la fecha ningún grupo de punk.

Tampoco podemos dejar de lado su icónica portada. Toda una obra de arte.

Un año después, y lejos de bajar el listón en el que les había colocado su anterior trabajo, Bad Religion lanzan No Control (1989) com temas como «You», «Changes of Ideas» o «No Control», haciendo de este disco la continuación natural de Suffer. Aún así, su sonido es un tanto distinto pues Mr. Brett (influenciado por Bill Stevenson) utilizó una serie de aparatos con los que experimentó en su grabación. También cabe resaltar que este disco está ligeramente acelerado después de ser grabado, cambiando así el tono de los instrumentos.

Bien es sabido que «no hay dos sin tres», y la llegada de Against the Grain (1990) no hizo otra cosa más que alagar la hegemonía musical de Bad Religion durante otro año más. Tres discos en tres años que situaron a la banda en los altares del punk rock. Tres discos conocidos por todos como La Sagrada Trilogía (The Holy Trinity), y quizá el punto más alto del grupo en toda su historia.

Against the Grain (1980) incluye clásicos como «Anesthesia»o «21st Century (Digital Boy)». También canciones tan relevantes hoy en día como «Flat Earth Society» o «Faith Alone», recientemente regrabada debido a que el mensaje que transmite sigue siendo tristemente válido treinta años después. «Walk Away» se convierte en la gran infravalorada del disco, aún incluso habiendo Baker manifestado que sería la última canción que tocarían en el último concierto de Bad Religion.

Los años 90 supondrían el acercamiento del punk rock al público mainstream en general y, aunque es cierto que otras bandas como Offspring o Green Day tuvieron mucho que ver, Bad Religion también serían culpables.

LOS AÑOS 90 Y LA ÉPOCA DE ATLANTIC

Generator (1992) supuso la enésima salida de Pete Finestone y la llegada al grupo de un nuevo batería: Bobby Schayer. Este disco marca una evolución tanto en sonido como en variedad, con canciones más largas y trabajadas como «No Direction» o «The Answer». Se convierte en el trabajo más corto de su carrera con tan solo once cortes, y deja ver la línea (de nuevo experimental) en partes de «Generator» o «Atomic Garden». Línea que va a seguir el grupo en Recipe for Hate (1993).

Sin llegar a extremos como los de Into the Unknown (1983), y curiosamente, diez años después, el grupo vuelve a experimentar en temas como «All Good Soldiers», «Kerosene» o «Stealth», pero es también en este trabajo donde aparecen dos de sus grandes canciones: «American Jesus» y «Skycraper».

Y así llega 1994; el año de la explosión del punk rock americano. Trabajos como Punk in Drublic de NoFX, Smash de Offspring, o Let’s Go de Rancid catapultaron el género. Esa popularidad fue quizá la culpable de que Bad Religion firmaran por la Atlantic, discográfica subsidiaria de Warner Bros.

Este hecho marca completamente el devenir de Stranger than Fiction (1994), trabajo tras el que Mr. Brett abandona la banda para centrarse en Epitaph Records dejando a la banda huérfana de uno de sus dos compositores principales.

Disco con canciones ligeramente más comerciales que llegan a coquetear con el grunge de Nirvana («Infected»), o al menos con esa mezcla entre sonido limpio y distorsionado típicamente del género («Slumber»). En Europa el disco llega con dos excelentes bonus tracks, «News from the Front» y «Markovian Process», y se vuelve a regrabar «21st Century (Digital Boy)» porque Atlantic no ve ningún hit en el resto de temas que componen el álbum. Supuso el primer éxito de ventas del grupo, entrando en las listas Billboard.

La marcha de Mr.Brett hizo que todo el peso compositivo de su siguiente disco, The Gray Race (1996), cayera sobre Greg Graffin quien contó con la ayuda del nuevo integrante Brian Baker. La presencia de este último, hace que la sonoridad de las guitarras sea más potente y que sus solos tengan otro nivel (véase «10 in 2010», «Streets of America», «Cease» o «Pity the Dead»). La ausencia de Brett aún no parece pesar demasiado y el nivel se mantiene con canciones como «Punk Rock Song» (grabada también en alemán) y de una popularidad inmensa.

Popularidad que el grupo perdió (al menos entre sus aficionados más leales) en sus dos siguientes trabajos, No Substance (1998) y The New America (2000). La ausencia de Mr. Brett ya pesaba demasiado, y la estancia en Atlantic se hacía muy larga.

No Susbtance (1998) tiene algunos temas que muestran esas ganas de sonar a lo de siempre como «In So Many Ways» o «Sowing the Seeds of Utopia» pero no basta. El peso compositivo se reparte entre prácticamente todo el grupo en un anhelo hacia Mr. Brett. Se nota cierto bajón.

En el esperado año 2000, Bad Religion debería haber sacado un disco conforme a lo que el cambio de dígitos suponía, y aunque hubo buenas intenciones, tampoco fue suficiente. The New America (2000) se grabó en Hawaii, con Todd Rundgren, y ningún miembro del grupo quedó satisfecho con el resultado. «Believe it» supuso un acercamiento del grupo con Mr.Brett ya que este colaboró con Graffin en su composición. «Don’t Sell me Short» y «The Fast Life» son las dos canciones más respetables de este trabajo.

El álbum, reeditado por Epitaph en 2008 y en edición limitada en vinilo remasterizada (2013), fue polémico y repudiado por parte de sus fans, supuso el cierre de una etapa y el inicio de otra década brillante en la carrera de Bad Religion.

VUELTA A EPITAPH RECORDS

El cambio de milenio trajo de nuevo alteraciones en la formación de la banda angelina. La salida del grupo de Atlantic Recording Company y la vuelta a Epitaph tuvo como resultado la vuelta de Mr. Brett (algo que la banda agradeció en cuestiones de composición). Lamentablemente, Bobby Schayer se vio obligado a dejar la banda por una lesión de hombro que le hacía imposible seguir tocando. Años atrás, el bueno de Bobby diría que prefirió no operarse porque creía que ya había dado todo lo que tenía que dar al mundo de la música.

Con esos cambios, y con la llegada de Brooks Wackerman (The Vandals, Suicidal Tendencies), el grupo lanza The Process of Belief (2002), una inyección de optimismo tras los años en Atlantic. Es uno de los discos mejor valorados por parte de los fans, y no es para menos. El sonido del grupo se actualizó gracias a la llegada de Brooks aportando temas que sí sonaban a lo que Bad Religion nos tenían acostumbrados: «Supersonic», «Prove it» o «Can’t Stop It», recuerdan esa fuerza con la que unos cuantos chicos del instituto El Camino Real irrumpieron en la escena de L.A.

Cabe descartar «Sorrow», una canción que en un principio parece chocante por su inicio y por coquetear con el folk y el pop, pero que tiene esa garra típica del grupo, y «You don’t Belong», donde se habla retrospectivamente de personajes conocidos de la escena punk californiana: Milo de Descendents; Jack Grisham de TSOL; Ronnie de la emisora KROQ, que fue de los primeros en pinchar sus temas; del propio Brett, referido por su mote Billy (Pilgrim) y su detención por posesión de drogas… y uno de las mejores caras b de la historia de Bad Religion; «Shattered Faith» (descartada por la banda por su enorme parecido con «The Kids aren’t Alright» de Offspring.

El grupo caminó de nuevo por la senda de lo que se esperaba y la llegada de The Empire Strikes First (2004) fue algo ansiado por seguidores y crítica. Producido por Joe Barresi (quién hará lo propio con los tres siguientes discos), se convirtió en el primer trabajo conceptual de la banda, la cual dirige sus letras hacia las políticas nefastas de la administración Bush, aludiendo a la guerra de Irak; «Let them Eat War».

En lo que respecta al sonido, Brooks Wackerman se afianza como el metrónomo a seguir aportando ligeros matices que a partir de ese momento serían seña de identidad de la banda.

A su vez, The Empire Strikes First es, posiblemente, el primer disco que cuenta con contribuciones en la composición externas a la banda, ya que Chris Wollard de Hot Water Music aparece en «Beyond Electric Dreams» y «The Quickening», y Sage Francis hace lo propio en «Let them Eat War», en la que se supone que compuso la letra de su parte rapeada.

La estabilidad de la que gozó Bad Religion durante aquellos años se vio reflejada en la continuidad de sus trabajos. New Maps of Hell (2007) fue el punto y seguido a The Empire Strikes First (2004), y un claro vínculo a los orígenes del grupo en How Could Hell be Any Worse? (1983). Otro gran disco que convivió con rumores de llegar a ser doble, pero que al final quedo en dieciséis cortes.

Los rumores debían estar bastante informados ya que a este disco se le añadió, un año después, una edición Deluxe. En ella se incluían posters, un empaquetado más elaborado, un dvd con el concierto de Las Vegas y los dos videoclips y además el Ep acústico con la primera versión acústica de «Won’t Somebody», «Chronophobia» y «Adam’s Atom», que conforman tres temas nuevos. Aparecen también versiones de temas antiguos, de entre los que me parece sublime la versión a piano de «Skyscraper». Piano que también suena en el cierre del disco con «Fields of Mars» y que, aunque desapercibido, suele estar presente en los trabajos de Bad Religion.

ÚLTIMA DECADA

Bad Religion afrontaron su treinta aniversario (2010) con The Dissent of Man, un trabajó que dio una vuelta de tuerca a la proyección que llevaban durante los años anteriores. Este disco coincidió con el nacimiento del hijo de Brett, quién compuso la mayoría de los temas con una guitarra acústica, y quizá una estabilidad emocional distinta. Baker ha afirmado siempre que es un disco que le gusta particularmente por haber tocado varios estilos. «Wrong Way Kids» o «Only Rain» son dos de los temas más populares de este trabajo.

Tras un disco que se salía de los cánones, y siendo esto algo habitual cada cierto tiempo en la linea histórica de la banda, Bad Religion publican True North (2013), un álbum en el que Bad Religion quiso dejar de experimentar y se decidió a grabar, en palabras de la banda: «el No Control del siglo XXI». Fletcher de Pennywise comentó en una entrevista que su All or Nothing fue lo que inspiró a Bad Religion a volver a grabar temas rápidos y cortos. Tiene todo lo que le faltaba a su anterior disco. Una sucesión de canciones perfectamente hiladas que te llevan a escuchar el disco del tirón sin apenas darte cuenta. «True North», «Past Is Dead», «Robin Hood In Reverse«

Como curiosidad, Brett Gurewitz canta en «Dharma And The Bomb», y aunque no es raro escucharle en disco, sí que llama la atención que aquí sea durante toda la canción.

Un parón, aparentemente largo, de seis años, hizo que se rumoreara que True North podía ser el último disco del grupo. Afortunadamente no fue así, pero la banda perdió dos integrantes muy queridos por sus fans; Brooks Wackerman (quien, aunque ese mismo año graba Christmas Songs, abandona para irse a Avenged Sevenfold), y Greg Hetson (dejando el grupo sin que nadie esclareciera los motivos de su salida, y dando lugar a todo topo de rumores).

Por el contrario, Mike Dimkick y Jamie Miller se unieron a la banda en 2013 y 2015 respectivamente. Tras varios años de conciertos y tours por todo el mundo, es el año pasado cuando Bad Religion publica su último disco de estudio hasta la fecha; Age of Unreason (2019). Con las incorporaciones ya mencionadas, y con nuevo productor (Carlos de la Garza) aquellos adolescentes que juntaron a finales de los 70 para tocar punk rock estaban apunto de encarar su 40 aniversario como grupo.

Age of Unreason (2019) es, en cierto modo, el primo cercano de The Empire Strikes First (2004), pues es otro disco conceptual contra la administración de Trump. Un disco que demuestra que el tiempo no hace mella en el grupo, y que ha tenido la mala suerte de convivir con una pandemia que nos ha privado de celebrar estos cuarenta años que se han intentado repasar en estas líneas. Es el presente, y el futuro a corto plazo de Bad Religion. Y también el nuestro.

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Este artículo ha sido redactado con el mayor cariño y admiración hacia Bad Religion, y es el resultado de un ejercicio de puesta en común colaborativo entre Paco Tomás Abad, Fernando Sendra, Mikel Pizarro y Antonio Claros, cuatro amigos a los que Bad Religion unió de una u otra manera.

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