Se acercaba el final de julio, que venía a morir con un calor insoportable en Madrid mientras que mirabamos la web del tiempo de turno con Xixón en favoritos, mirando con ganas esos 22º de media mientras poníamos los ventiladores a velocidad cuatro, pero el fin de semana llegó.
Han sido cuatro veces las que ya hemos pisado Xixón con un objetivo claro, el Tsunami, y este año tocaba volver por quinta vez el Parque Hermanos Castro, como los dos anteriores.
Este año, con la disposición del festival cambiada, con dos escenarios enfrentados, una zona verde dónde sentarse que es espectacular, y un recinto amplio, hay que dar, en primer lugar, la enhorabuena a la organización. Este año ha sido sin duda, el mejor recinto que ha tenido el Tsunami en cualquiera de las ediciones, con accesos funcionando genial, espacios amplios, baños bien repartidos, barras a buen ritmo, y en definitiva, una experiencia brutal para el espectador.
El primer día de festival empezaba con la noticia de la cancelación de Bad Nerves, a los que teníamos muchas ganas de ver, debido a la imposibilidad de coger un vuelo desde Reino Unido, lo que hizo que la programación cambiará. Otra vez será.
Aún así, el empezamos bien prontito con los catalanes Blowfuse abriendo el festival, que venían a presentar su trabajo The 4th Wall a Xixón, con un sol de justicia de frente, y con la energía que traen siempre dentro de su espiral, y aún con poca afluencia de público, supieron levantarlo y hacer que se montaran los primeros pits. En su concierto sonaron temas de este trabajo como «Move On» o «Wish», así como grandes clásicos de la banda como «Ripping Out» o «Radioland».
Aprovechamos un pequeño parón para ver a Rojo 2 desde lejos y refrescar los gaznates mientras veíamos una extravagancia absoluta, y una propuesta músical que, a nivel personal, me pareció difícil de entender
Tras ellos, Nova Twins partieron el escenario. Tengo que reconocer que esperaba muchísimo de estas dos jóvenes londinenses, pero no esperaba tanto. Una presencia en el escenario espectacular que hicieron que nos quedaramos embelesados con Amy Love y Georgia South, que presentaron su propuesta ante un público, como nosotros, mayoritariamente novel con ellas, tocando temas como «Antagonist» o «Choose Your Fighter», haciendo que más de una persona se las apuntara para escuchar un poco más su trabajo. Sonido 10, presencia 10. No se puede pedir más.
Los siguientes a los que fuimos a echarnos unos bailes fueron para mi, la decepción del festival. Enter Shikari no supieron aprovechar el escenario principal, teniendo una propuesta muy visual a la que les faltó ejecución, energía, y sobre todo, un setlist a la altura y mucho más festivalero, porque los temas los tienen. El público iba con unas ganas terribles de ellos, y se quedó en un quiero y no puedo constante, que si bien tuvieron algunos momentos divertidos, nos dejaron tremendamente fríos.
En la otra cara de la moneda, The Last Internationale, a pesar de que los vimos de lejos refrigerando la garganta, solo se pueden decir cosas buenas. Sin conocer mucho su trabajo, los de Delia Paz consiguieron impresionarnos con un ambiente sonoro espectacular, así como la voz de Delia, que es una pasada de vocalista, con un setlist cortito de únicamente ocho canciones, que consiguió enamorarnos a todos.
Y ahora viene el plato fuerte: la espera mereció la pena. Tras su cancelación en la pasada pendiente, Descendents venían con la intención de devolver lo que quitaron el año pasado, y vaya si lo hicieron. Tema tras tema, se fueron quedando con el público, que corearon con ellos desde el principio infinidad de himnos. Empezaron con «Hope», y sonaron temas como «Silly Girl», «Everything Sucks», «I like Food», «Bikeage», «Suburban Home», «I´m the One», y mi momento de llorar de la noche, cuando sonó el «When I Get Old». Como contrapunto, el sonido no fue especialmente bueno, pero bueno, son Descendents, y como toda experiencia importante en la vida, se quedará grabada en nuestra cabecita con letras doradas. Que bueno tenerlos de vuelta.
Tras Descendents, Biznaga tenía el papel de mantener al público en todo lo alto, y vaya si lo hicieron. Tengo que reconocer que nunca he sido muy fan por no haberlos escuchado bastante, y este concierto ha hecho que lleve dos días sin parar. Salieron al escenario con una pancarta y camisetas, pidiendo libertad para las seis sindicalistas de la CNT de Xixón de la Suiza, visibilizando y apoyando el caso. Tras esto, empezó una gran fiesta, con un público entregadisimo con ellos, que se hicieron una voz cantando temas como «Contra Mi Generación», su recién estrenado «El Entusiasmo», «Lineas de Sombra», o su ya himno «Madrid nos Pertenece», dejandonos totalmente prendidos.
Y de repente, explotó todo. Royal Blood salieron al escenario con haciéndose gigantes, con una presencia que arroyó al Parque Hermanos Castro, sonando increíble, y haciéndonos creer. Fue una experiencia casi religiosa, intentabas dejar de mirar y era imposible, ellos conseguían alcanzarte en el que, sin duda, fue el mejor concierto de la tarde, y en el que el dúo nos tiró a la cara temas como «Figure It Out», «Little Monster» (con un solo de batería que me hizo sentir cosas), «Lights Out» y cerrando el espectaculo con «Pull me Through». Si no los habéis catado nunca, hacerlo. Si no lo hacéis, y tenéis oportunidad de verlos, hacedlo. Ya me lo agradeceréis.
Cerraron el día el grupo que lleva haciéndonos reír desde que los conocimos, Catalina Grande Piñón Pequeño, con un David desbocado al frente bebiendo en todos los tipos de soporte posibles, tales como escobillas de váter, planchas, orinales, incluso un bebedero de pollos, soltando su batería de chistes, proclamas, mítines y barbaridades habituales, y haciéndonos a todos indignarnos por el gran problema que hay en este país con el cartel de los helados, y tocando temas como “Los de la Capi”, “Arroz con Costilla” o la superpegadiza “Nocilla de Dos Colores”, haciendo que fuera el cierre del festival que el primer día del Tsunami Xixón se merecía.
El primer día fue espectacular, con una energía mágica en el recinto, y nos hizo pensar que, como dirían los Catalina Grande Piñón Pequeño (parafraseandolo un poco, lo siento chavales), «lo mejor de Madrid es cuando vuelvo pa Xixón».
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Sólo nos queda agradecer a la organización del Tsunami Xixón por su trato y las facilidades dadas siempre, y al bueno de Roberto Parodi, quién ya es uno de nosotros, por ser nuestros ojos. Podéis seguir su trabajo aquí.