La visita de Betunizer llegó con dos meses de retraso —la primera fecha pasó sin evento musical porque su bajista estaba malito—, pero fue recibida con el doble de ganas. Vamos, hablo por mí al menos, la loca del hype, la amante de la expectación y el espectáculo, la fan primigenia de las ilusiones en directo y diferido.
El caso, que la noche no acompañaba en cuanto a lo climático por obra y gracia de un frío poco primaveral para este mes de marzo, pero la Moby Dick se caldeó con un público generoso y abundante desde antes de que los focos se apagaran y Viva Honduras saltaran a escena. Nunca les había visto en directo, pero desde luego hacen honor a esas etiquetas que cuelgan de sus cabezales y herrajes, esas que gritan noise rock, hardcore, inclemencia sonora y energía. Sin duda un buen descubrimiento en vivo para mí, y espero que una buena ocasión para gritar ese «…éramos hermanos…» de final de traca para el resto de los asistentes.
Tras las primeras chispas saltando furiosas entre los pies de la gente, los lomos se fueron encendiendo y ya de ahí en adelante la leyenda Betunizer, como un tanque lleno de luces de color con ritmo imperial, arrasó nuestra cordura y disparó el desenfreno. La fiesta comenzó con los dos primeros cortes de su último trabajo «Enciende tu Lomo» (Bcore, 2015) —cuya presentación fue la excusa elegida para tal contienda—, y entre «Camilo José Shellac» y «La Mili del Placer» la fiesta estaba servida, lo cual propició que al llegar el ritmo pegadizo y de obligado baile de «Con la Pájara en los Talones», el fervor se convirtiera en fiebre. Con un público bastante animado y jubiloso, aunque con unas artimañas bastante rudas y dañinas en algunos de sus movimientos de danza e interpretación, la noche se abrió paso entre las luces de la sala, y la temperatura aumentó considerablemente, situación que Jose Guerrero (guitarra y voz), Marcos Junquera (batería) y Pablo Peiró (bajo) aprovecharon para seguir acribillando al personal con temas de sus anteriores trabajos, a saber «Imagina que Matas a Jota» (Boogalizer, Bcore 2012), «Ford Carrillada» (Gran Veta, Bcore 2013) o «Aleluya» (Gran veta, Bcore 2013).
El virtuosismo de estos músicos, sumado a su experiencia sobre los escenarios y la calidad de sus composiciones consiguieron no sólo que la noche del miércoles pasado supiera a gloria, si no que el despertar y los daños colaterales en el jueves dolieran menos. O más, según cómo se mire: la cicatriz de Betunizer hierve dulcemente dejando el mejor sabor de boca posible. No veo el momento de la siguiente herida.