La espera para volver al Gasteiz Calling se nos ha hecho muy larga, y es que, por h o por b, no pasábamos por el festival desde su primera edición. Con esta perspectiva, podemos ver cómo el festival mantiene aquello que nos dejó encantados en 2014: Una ciudad preciosa con una gran oferta social, cultural y gastronómica y un lineup potente con variedad de género y procedencia, que año tras año ha incluido siempre bandas legendarias, otras ya consagradas, promesas de la escena y también viejas glorias.
Respecto a aquella edición, hemos visto el sonido bastante mejorado (aunque también mejorable), unos precios en barra asumibles contra los precios prohibitivos que recordábamos y un gran crecimiento en la asistencia. Buena noticia. En relación a este último punto, oímos varios comentarios acerca de lo bueno que sería un cambio de localización para un festival con una demanda cada vez mayor. El Iradier Arena parece el único lugar donde celebrar el evento en Vitoria en estas fechas, pero comienza a quedarse pequeño y en varios conciertos se vieron aglomeraciones en los accesos a la pista. Es posible que si plantearan un cambio de fechas y un recinto mayor (¿Mendizabala?), mejoraría la situación, además de los problemas con el sonido o la disponibilidad de una zona de camping. En mi modesta opinión, si unas nuevas fechas con mejores condiciones meteorolóicas permitieran seguir disponiendo de grupos para montar un cartel en la línea de los últimos años, significaría un nuevo salto de calidad para el festival, ya referente en la escena punk y hardcore.
Y ya en el terreno musical, comenzamos el festival llegando in extremis a Not On Tour. Ver a esta banda de Tel Aviv siempre es una delicia. Su propuesta musical se basa en temas cortos, muy rápidos y melódicos tocados desprendiendo cercanía y humildad. El volumen de temazos que acumulan en su discografía comienza a ser considerable y Sima Brami, su vocalista, marca la diferencia. ¡Que vengan cada año!.

La siguiente cerveza nos la tomamos viendo el principio de Nations On Fire, un grupo que teníamos desubicado y del que nos sorprendió la potencia y rabia con la que sonaban, pero era el momento de salir a por unos pintxos. Quedaba mucha tralla y necesitábamos coger energías.
Tras llenar el buche, entramos directos a ver al legendario grupo de hardcore de Washington D.C, Dag Nasty. Era la segunda vez que les veíamos y fue la primera de las actuaciones que nos tocó ver desde la grada. Quizá por ello tuvimos la sensación de que el escenario se les quedaba algo grande, pero ver a Brian Baker (Bad Religion, Minor Threat) y compañía tocando “Circles”, “Never Go Back” o “Safe” es una auténtica gozada.

El siguiente espacio de tiempo lo utilizamos para acercarnos a los puestos de merch y a la zona de venta de comida, ya que a partir de las 21h no se podía salir del recinto, una decisión algo cuestionable que provocó agobios y quejas de muchos de los asistentes. Nos acercamos al final de los Cockney Rejects en la pista y aprovechamos a coger buen sitio para los que serían los grandes triunfadores de la noche, Refused. Tenía una espina bien gorda clavada con los suecos. Tras su vuelta no había conseguido ver su directo, que cumplió sobradamente con mis expectativas. Consiguieron el mejor sonido de la noche con un setlist perfecto culminado por su gran himno, “New Noise”, momento en el que el éxtasis se apoderó de todos los que estábamos allí. La banda, derrochando energía por los cuatro costados, se metió al público en el bolsillo desde el minuto cero, y su vocalista y frontman Dennis Lyxzén, en un gran estado de forma, se comió el escenario entre saltos y contoneos de cadera.

A la que nos despistamos un momento cogiendo un bocadillo, nos quedamos sin poder pasar a pista para ver a S.A.. La verdad, es un grupo que comencé a apreciar hace más bien poco y he comprendido por fin que estos tíos son lo mejor que tiene el hardcore nacional. Poco tienen que envidiar a las bandas internacionales por las que perdemos el culo por ver en cualquier festival. Del setlist no puedo decir mucho, pero jugaban en casa y no defraudaron. Potencia, ritmo y volumen a txolón.

Y para finalizar, unos que tenemos ya vistos y que no nos cansamos de ver. Suicidal Tendencies. Vitoria se había inundado, como es habitual, de gorras y camisetas de la banda. Estábamos exhaustos, pero siempre queda algo de energía para menearse con “You Can’t Bring Me Down”, “Possessed to Skate” o “Cyco Vision”. Los de California hicieron un repaso importante de sus mejores temas, haciendo una gran demostración de cómo moverse en un escenario a pesar de sus casi 60 palos. Su crossover gusta a todos los amantes de los sonidos extremos y no se me ocurren muchas opciones mejores para acabar un primer día de festival.

El viaje, los conciertos y la cerveza habían hecho suficiente mella en nosotros como para hacernos desfallecer. Y nos esperaba una gran segunda jornada por delante…
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Como siempre, desde aquí queremos dar las gracias a la organización del Gasteiz Calling por su trato y facilidades, y a nuestro amigo Roberto por su gran trabajo con la cámara. No dejéis de ver estás y muchas más fotos (a color) en su Facebook y en su página web www.robbieramone.com.