De la mano de las oscuras y nebulosas noches de otoño del mes de noviembre llega Tenevrae, el segundo larga duración de los catalanes La Inquisición. Un álbum cuyo título, a simple vista, parece ser la oscuridad antagónica a luz que titulaba su anterior trabajo, LUX (2018), pero la historia vas más allá.
El Tenevrae es un servicio cristiano realizado el Viernes Santo. En este, la disminución gradual de la luz a través de la extinción de las velas simboliza la oscuridad que se acerca a la muerte de Jesús. A veces, suele ir acompañado de un ruido fuerte que se identifica con el cierre de dicha tumba. Es entonces momento de esperar a la resurrección.
Ese estruendo con el que se da por finalizada la Tenebrae a buen seguro es la potencia con la que arranca «Stella Maris», primer corte de este álbum. Un tema cargado de simbolismo, fuerza y una luz que corta la oscuridad de la noche. Luz que el grupo pretende arrojar en «Sangre Podrida», un medio tiempo reivindicativo no exento de fuerza y de unos coros que retumbarán en los oídos de los culpables.
«Himno de España» es una dosis de cruda realidad empastada con melodía y rabia donde nos vemos reflejados como víctimas de una dualidad existente desde 1936. Si seguimos hablando de ocasos, «Septiembre» es uno que dura treinta días. Una canción con sabor a recuerdo, a medio camino entre el punk rock más pausado y entre ese que te levanta de tu asiento para cantarlo a los siete vientos.
La segunda parte del álbum comienza con ritmos duros a cargo de los riffs (y los coros) de «Tenevrae», y con la nostalgia de «1991». La música siempre nos sobrevivirá, ya lo decía Rancid – «Because through music, we can live forever»– y esa esencia se recoge en este tema y en su videoclip. Un homenaje a grupos como Kortatu, Toreros After Olé, Kangrena, Larsen o L’Odi Social entre otras…
Este viaje entre luces y sombras llega a su fin con «A Ningún Lugar» y «La Nueva Ola». La primera es uno de los adelantos elegidos como presentación de este disco, y uno de los temas más melódicos y coreables de todo el trabajo. La segunda pone los puntos sobre las íes en la escena musical, y busca un cambio generacional dentro del género. Todo aderezado con los ritmos más punk del disco.
Conclusión: no nos equivocábamos cuando hace dos años auguramos que La Inquisición crecería a pasos agigantados. Tenevrae es el claro ejemplo de que entre estas luces y sombras se dibuja uno de los grupos con mayor presente y futuro de la escena. Estamos, sin duda alguna, ante uno de los grandes trabajos de este 2020 en el panorama estatal. Solo queda apagar las velas y disfrutar.