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Punk Rock Holiday 1.7 (capítulo II)

Tras unos cuantos días de música, amistad y diversión, mi cuerpo no parecía decir basta e incluso pedía más. Aquí os dejo la segunda parte de mi primera estancia en el PRH. Algo que tardaré en olvidar.

Día 4- 10 de agosto.

Amaneciendo con las últimas 48 horas de festival por delante, el tiempo nos confirmó lo que llevábamos esquivando desde el domingo. Hoy iba a llover. Quien ya haya estado en el Punk Rock Holiday en años anteriores sabrá que el tiempo es impredeciblemente violento. Tan pronto puede hacer treinta grados y un cielo despejado como en menos de una hora puede cambiar a una tormenta brutal con al menos 10 grados de diferencia. Y eso es lo que iba a pasar esa tarde hasta el viernes por la tarde. Como era la ultima mañana soleada aprovechamos para hacer la visita casi obligada al Tolminska Korita o Desfiladero de Tolminka. A 10 minutos en autobús desde Tolmin (coste del viaje 0,50€) se encuentra un parque natural alrededor del río Tolminka (el río estrecho y congelado que se une con el Soča junto al Beach Stage) que es digno de visitar, ya que has llegado tan lejos. El coste de la visita son 4€ siendo asistente al PRH y merece totalmente la pena.

Tolminska Korita.

Visitado el parque, paramos en la pizzería junto al supermercado KIK a reponer fuerzas y encaminamos nuestros pies de vuelta al festival dispuestos a aprovechar con buen tiempo o sin el.

Al llegar al camping me fui a preparar la entrevista a Teenage Bottlerocket (que podréis leer en breve) así que no pude bajar al Beach Stage. Para cuando salí de la entrevista se había desatado el infierno en forma de lluvia y viento y corrí a resguardarme a la tienda. Tan fuerte fue, que pese a lo preparado que está el festival para las inclemencias del tiempo, Get Dead no pudo tocar.
Sin embargo los conciertos en el escenario principal se desarrollaron sin complicaciones. Pears lleva meses dando unos directos muy potentes y no se quedó corto abriendo esa tarde la programación del Main Stage.

Pears. Foto: Marco Mazgon.

Los majos de Teenage Bottlerocket se hicieron con el escenario después. Poco se puede decir de una banda que ha pasado tanto en su historia reciente. Valientes y divertidísimos arrasaron y nos dejaron a todos con una sonrisa. Madball fue mi descanso para ir a cenar, pero desde la posición privilegiada de mi tienda, bastante cerca del escenario principal oí lo que yo diría que fue una banda consolidada haciendo lo que mejor sabe hacer, y Less Than Jake sacaron un sonido acojonante y trajeron con ellos una auténtica fiesta. La mezcla era perfecta y nos permitió disfrutar de un subidón de positivismo y alegría que se tradujo en un no parar de bailar.

Less Than Jake. Foto: Marco Mazgon.

De hecho no se paró, literalmente, porque después le llegó el turno a Toy Dolls. Ya conocemos a Toy Dolls. Hicieron exactamente lo mismo que hacen siempre. Dar un directo divertido y potente poniendo el punto y final a una jornada un poco revuelta con su buen humor y puesta en escena.

The Toy Dolls. Foto: Marco Mazgon.

El diluvio volvió justo después de Toy Dolls y empapó a los que se quedaron a ver a Get Dead, que como no habían podido tocar en su posición oficial tuvieron que hacerlo en ese momento. La tardía hora no afecto ni al público ni a ellos que salieron con todas las ganas y agradeciendo a la audiencia la espera y el chapuzón y regalandonos probablemente una de las mejores cactuaciones de todo el festival.

Día 5 – 11 de agosto.

EL último día hasta Tolmin estaba triste porque se acababa el sueño. La lluvia acompañaba nuestro estado de ánimo. Hice un esfuerzo para bajar al Beach Stage y tengo que destacar a Darko y a After the fall, pero no me hagáis caso porque esto se puede deber a mi gusto personal. A estas alturas de la semana ya no me quedaba objetividad para ser neutra al valorar las actuaciones.

Darko. Foto: Marco Mazgon.

Antes de que me diera cuenta habíamos llegado a la recta final. Solo quedaba esta tarde por delante en el escenario principal y ya está. Se acabó. Ni siquiera podía ahogar mis penas esa noche en el Karaoke porque dejaríamos Tolmin en cuanto acabara Propagandhi.

Así que haciendo de tripas corazón me perdí a Undeclinable Ambuscade mientras entrevistaba a Snuff y llegué a Chixdiggit cuando le quedaba menos de la mitad pero me alegraron un poco mi triste existencia. Es imposible no alegrarse un poco con esa gente en el escenario.

Chixdiggit. Foto: Marco Mazgon.

Tengo que admitir que 88 Fingers Louie me pilló pez. No les he escuchado prácticamente así que no puedo hablar en retrospectiva a como suelen sonar en disco ni respecto a su trayectoria, pero también fue un concierto que disfruté mucho, a pesar de que prácticamente les conocí viéndoles esa tarde.

Y así llegaron Snuff. Los penúltimos. Esto llega a su fín. Pero me vine arriba. Si alguien podía levantarme de mi pozo de auto compasión eran Snuff. Empezaron a lloverles pelotas hinchables (muchísimas) y no necesitaron más para hacerme reír, con verles devolvérselas al público fue suficiente. Se notaba que se lo estaban pasando bien, todo el público se estaba divirtiendo, no paraban de bromear entre canción y canción y nos fue calando el espíritu cockney que les caracteriza y que nos transportó con ellos a su isla natal yponiendonos unas botas y unos tirantes imaginarios a todos por el camino.

Duncan Resmonds de Snuff (Toy Dolls y Guns ‘n’ wankers). Foto: Marco Mazgon.

La traca final. De los lados del escenario se desprenden dos enormes pancartas del festival con las marcas que lo esponsorizan y desaparecen. Todos sabemos lo que esto significa. Me voy delante. La banda que lleva siendo coherente con su discurso mas de veinte años va a tomar el escenario. Propagandhi tiene un directo sobrio, sin artificios ni aspavientos. El bombo es ensordecedor y me retiro un poco para poder apreciar lo que mas me gusta de esta banda: su calidad compositiva. El que les de igual tener canciones de 6 minutos cuando otras bandas no superan los 2. Su musicalidad me abruma, es como ver una banda de metal en cuanto a virtuosismo y claridad interpretativa. Y antes de que me de cuenta se acabó.

Propagandhi. Foto: Marco Mazgon.

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Estoy subida en el coche conduciendo de vuelta a casa y no soy consciente de que haya pasado una semana. Me viene a la mente hacer una lista de pros y contras.

Pros:
– Un cartel inmejorable, sin relleno ni mezcla de estilos, puro punk-rock.
– El aforo perfecto, sin esperar colas para nada, cruzándote las mismas caras día a día hasta que te suena todo el mundo.
– El buen rollo, lo fácil que es hacer amigos.
– La generosidad de tus vecinos de tienda.
– Los horarios y programación.
– La localización de ensueño.
– Las fiestas del Beach stage.
– El precio de todo (lo considero muy justo).
– La cercanía al supermercado.
– La gran oferta de comida vegetariana y vegana dentro del festival.

Contras:
– En uno de los puestos de comida vi algo que me cabreó enormemente. Un cartel rezaba “si nos enseñas las tetas las patatas son gratis” y un un dibujo iliustrativo. Los dos últimos días el cartel desapareció (estoy segura de que alguien se quejó) y no me extraña, me resulto innecesario y me dio bastante asco.
– Conectando con lo anterior, había flyers rondando para que te acercaras a la playa y entre lo que ponían para tentarte estaba cerveza, comida y tetas. Innecesario.

Por lo demás lo único que me da pena es tener que esperar un año para volver. Pero bueno, ya queda menos!

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Gracias de nuevo a Marco Mazgon y Sylvi Maatman por cedernos las fotos tan generosamente. Gracias a toda la organización del festival, en especial a Klara, que ha gestionado a todos los medios.

¡Nos vemos en 2018!

Punk Rock Holiday 1.7 (capítulo I)

Fast Food Society – Nuking Candyland